Cuando la política mira para otro lado: hambre y abandono en los barrios de San Isidro
En 2025, las escenas más temidas surgen con crudeza: filas por comida, merenderos desbordados y familias que no pueden afrontar lo básico. La desinversión social del municipio es tan visible como el aumento del aparato político.
En barrios como La Cava, Boulogne o Villa Jardín, la imagen de familias haciendo fila frente a un comedor para acceder a un plato de comida caliente pasó a ser parte de la vida cotidiana. Y lo peor de todo: en la mayoría de los casos son trabajadores o jubilados que no llegan a cubrir sus necesidades básicas con sus ingresos. Según La Tinta —23 de junio de 2025—, los comedores comunitarios están “al borde del colapso”, y la asistencia oficial se redujo de manera dramática. Lo que antes se contenía con articulación y presencia estatal, hoy se sostiene con voluntariado, donaciones particulares y la angustia de no saber si habrá comida al día siguiente. Mientras tanto, el intendente Ramón Lanús mantiene una estructura política inflada. En 2024 se crearon más de 30 nuevos cargos y se aprobó una suba del 214% en tasas municipales, con la promesa de reforzar el tejido social. Sin embargo, en 2025, no existe una sola política de contención activa. Varias organizaciones denunciaron algo que pocos saben: hace unos meses, Ramón Lanús designó como Secretario del Municipio a Pablo De La Torre, funcionario que fue despedido por Javier Mieli tras dejar vencer toneladas de alimentos en mal estado en lugar de repartirlo en comedores. El programa “Acompañarte”, anunciado como innovación en niñez y adolescencia, se limita a charlas sin cobertura concreta. Inforbano —24 de junio de 2025— confirma que el plan no contempla recursos alimentarios ni sanitarios. Y muchas organizaciones sociales que antes trabajaban con apoyo estatal, hoy están totalmente desfinanciadas. A los 50 o 60 años, ver que el hambre vuelve a instalarse en un municipio que supo tener estándares de vida altos, produce indignación. La política no puede quedarse en la estética. Mientras se gastan millones en cargos, hay vecinos que no cenan. El contraste no es solo inmoral: es insostenible.
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