Villa Adelina, la olvidada: sin obras, sin mantenimiento y sin respuesta
Mientras otras zonas de San Isidro reciben mejoras visibles, Villa Adelina sufre abandono. Calles rotas, veredas intransitables y ausencia del Estado refuerzan la idea de que el barrio fue excluido del mapa de la gestión de Ramón Lanús
"En Villa Adelina no hay obras ni mantenimiento. Parecemos de otro partido”, resume con crudeza el reclamo de numerosos vecinos. Lo que se vive en el barrio dista de las postales de veredas prolijas, luminarias nuevas y repavimentaciones que muestran otras localidades del distrito. Aquí, el deterioro urbano es parte del paisaje cotidiano. Las quejas se acumulan: calles rotas, veredas intransitables, baches sin tapar, sumideros obstruidos, luminarias fuera de servicio durante semanas. Los vecinos ya no piden grandes obras; exigen, simplemente, que el Estado municipal esté presente. “Vivo en Gobernador Castro, y está cada vez peor”, señaló una vecina. La frase se replica en cada cuadra del barrio. Las pocas intervenciones realizadas son vistas con escepticismo: “Pintaron un par de cordones en el centro y sacaron fotos, pero no arreglan nada más”, denuncian comerciantes y frentistas. Las acciones son percibidas como operaciones cosméticas sin impacto real, una estrategia electoral más que una política de mejora urbana sostenida. Además del abandono, la desigualdad territorial se volvió evidente. “En San Isidro, Acassuso o Las Lomas tienen todo prolijo; nosotros seguimos esperando que vengan a arreglar aunque sea una cuadra”, expresan con frustración. La inversión pública, claramente concentrada en zonas de alta visibilidad, deja a barrios como Villa Adelina fuera del radar. El deterioro también impacta en la vida cotidiana de adultos mayores y personas con movilidad reducida. “Para los que usamos bastón o andador es peligroso salir. Nadie lo ve porque no es Palermo esto”, señala un vecino mayor. Las veredas, con baldosas flojas, desniveles y raíces expuestas, representan un riesgo real para quienes más necesitan seguridad peatonal. En redes vecinales, la pregunta se repite: ¿cuándo le tocará a Villa Adelina una gestión que escuche y responda? Por ahora, la sensación es de aislamiento, desigualdad y resignación ante un municipio que parece haber olvidado su existencia
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