Béccar: la comunidad que fue quedando sola

En Béccar, donde antes había vida barrial y encuentros vecinales, hoy reina el vacío. Las plazas ya no convocan, los programas se esfumaron y los mayores se sienten desconectados. El barrio no solo está descuidado: se siente olvidado.
Image Preview (Placeholder)
 Béccar era una de las zonas donde más se sentía la vida comunitaria. Las ferias en Juan B. Justo, los talleres para jubilados, las actividades en la Plaza Carlos Gardel y los operativos itinerantes del programa San Isidro Cerca formaban parte del ritmo barrial. Hoy, todo eso parece haber quedado atrás.
“La plaza Gardel era un punto de encuentro, había clases, caminatas, operativos. Ahora es solo pasto y juegos rotos”, lamenta una vecina de más de 60 años. En los relatos se repite una misma palabra: "nada". Nada de ferias, nada de talleres, nada de cultura. Solo ausencia.

Vecinas del segmento 55+ contaron cómo perdieron progresivamente sus espacios de participación, aquellos donde se encontraban, se mantenían activas y sentían que el Municipio las tenía en cuenta. “Antes tenía tai chi en la plaza y charlas de salud. Hoy estoy más sola que nunca”, dice Ana, jubilada de la zona.

El sentimiento de desconexión y abandono se profundiza con la desaparición de San Isidro Cerca, que en Béccar había sido particularmente útil. Muchos vecinos de edad avanzada o con movilidad reducida podían vacunarse, hacer trámites o recibir atención básica sin ir hasta el centro. “Era un alivio enorme. Ahora nos dicen que vayamos a la municipalidad, pero ¿cómo llegamos?”, pregunta una mujer desde su silla de ruedas.

También Puerto Libre aparece en el discurso vecinal como algo cada vez más lejano, no solo en distancia sino en pertenencia. “Apenas hay talleres, no te podés anotar o directamente no te contestan. Y con la reducción de cupos, quedamos todos afuera”, señala Carlos, vecino y ex asistente habitual al programa.

Lo más preocupante no es solo la falta de propuestas, sino el daño profundo al tejido social: “nos fuimos aislando”, sintetiza una vecina. Lo que alguna vez fue participación, comunidad y cercanía, hoy es distancia emocional. En Béccar, el Municipio ya no escucha, ya no convoca, ya no acompaña.

Los vecinos no piden grandes espectáculos. Solo volver a tener un espacio donde encontrarse, moverse, participar. La cultura barrial es, en esencia, una red de cuidado. Y en Béccar, esa red parece haberse roto.
Etiquetas:
Sin Etiquetas
Imagen de perfil
placehoder publicity
placehoder publicity