San Isidro Centro: del corazón cultural del distrito al silencio vecinal
El epicentro cultural de San Isidro perdió su vitalidad. Sin actividades, premios ni servicios barriales, vecinos sienten una pérdida creciente. El Municipio dejó de generar comunidad: hoy solo administra el abandono.
San Isidro Centro fue durante años un faro cultural en el conurbano norte: ferias literarias, exposiciones de arte, talleres en las Casas de la Cultura, premios reconocidos y espacios de encuentro para adultos mayores. Hoy, sin embargo, el corazón simbólico del distrito late más lento, más apagado y más solo. Vecinos y comerciantes de la zona coinciden en una sensación de apagón cultural. La Plaza Mitre, donde antes había espectáculos, ferias gastronómicas o eventos barriales casi cada fin de semana, ahora luce inactiva. “La Calabria también se volvió un paseo mudo. Era un punto de reunión, ahora está vacía”, comenta Lucía, vecina de la calle Belgrano. Las Casas de la Cultura —espacios que funcionaban como centros de pertenencia— están reduciendo su oferta de cursos, talleres y matrículas. Muchos vecinos denuncian que no hubo renovación de propuestas, ni difusión, ni continuidad. “Me anoté en pintura, pero lo suspendieron por falta de cupo. Antes no entraba un alfiler, ahora ni abren”, relató una mujer de 64 años. La sensación de desarraigo entre los mayores es cada vez más fuerte. Programas históricos como Juventud Prolongada, que promovían una vejez activa, están desdibujados. Puerto Libre, que solía ser símbolo de inclusión y bienestar, ya no convoca, ni cuida, ni alegra. “No nos llaman, no hay viajes, no hay talleres. ¿Qué pasó con todo eso?”, se preguntan con tristeza. A esto se suma la desaparición silenciosa de “San Isidro Cerca”, el programa municipal que acercaba servicios a los barrios, como vacunación, castración de mascotas, asistencia médica básica y trámites municipales. Sin aviso, se dejó de implementar, afectando sobre todo a quienes no pueden desplazarse con facilidad. “Antes lo tenías en la esquina de tu casa. Hoy no sabés ni a dónde ir”, explica un vecino de Cosme Beccar. El desmonte de la cultura se siente también en la pérdida de identidad local. Los Premios Mujica Laínez (de literatura) y Kenneth Kemble (de artes visuales) —dos iniciativas tradicionales del distrito— dejaron de realizarse, sin explicación ni reemplazo. “Eran parte de la identidad sanisidrense. Era prestigioso participar. Ahora ya ni eso”, reclamó un artista plástico de la zona. En las redes barriales circula una frase que resume el malestar: “Antes el Municipio generaba comunidad, ahora cada uno por su cuenta”. Y detrás de esa frase, hay una verdad concreta: la gestión de Lanús parece haber renunciado al vínculo social, al espíritu de encuentro y al tejido comunitario que convirtió a San Isidro en una ciudad vivible y activa. Hoy, la cultura no es más una prioridad municipal. Es apenas un recuerdo en la memoria de quienes aún caminan las calles esperando que algo vuelva a pasar.
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