El lado psicológico del dinero: consecuencias en la salud y las relaciones

Los psicólogos revelan cómo la escasez financiera activa áreas del cerebro asociadas con el estrés, afectando nuestra salud mental y decisiones cotidianas, mientras crecen las brechas económicas en el mundo, informa New Scientist
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 El dinero es un tema profundamente emocional, que puede generar tanto deseos como ansiedades. Las actitudes hacia él son extremadamente diversas, pero el tabú que rodea las conversaciones sobre este tema ha complicado la comprensión de su impacto en nuestras vidas.

Como menciona New Scientist, en un momento en que las brechas económicas siguen aumentando, los psicólogos han comenzado a estudiar cómo nuestras percepciones del dinero afectan no solo nuestra salud emocional, sino también nuestras relaciones y bienestar general.

Un aspecto fundamental sobre el dinero es que, a nivel básico, realmente importa: permite cubrir nuestras necesidades esenciales. Sin embargo, una cuestión controversial es si el dinero puede comprar felicidad. Un estudio de 2010 del Nobel Daniel Kahneman mostró que existe un “punto de bienestar” a partir de un ingreso anual de 75.000 dólares, por encima del cual ganar más dinero no produce un aumento significativo en el bienestar subjetivo.

No obstante, investigaciones recientes sugieren que los ingresos más altos, incluso más allá de esta cifra, siguen estando correlacionados con mayores niveles de bienestar, al menos para la mayoría de las personas.

Este hallazgo resalta una de las dimensiones más complejas del dinero: más allá de su función económica, también juega un papel fundamental en cómo nos sentimos con respecto a nuestra vida, nuestras relaciones y nuestro sentido de propósito. Si bien el dinero no garantiza la felicidad, sí influye de manera considerable en nuestra calidad de vida.

El dinero tiene un impacto psicológico profundo, especialmente cuando se percibe como escaso. Las imágenes cerebrales han demostrado que las pérdidas económicas se experimentan de manera similar a la sensación de dolor social, como el rechazo por parte de amigos.

Además, existe una conocida “aversión a las pérdidas”: la sensación de pérdida duele más que la satisfacción que genera una ganancia equivalente.

Cuando el dinero es limitado, el cerebro responde activando regiones relacionadas con el estrés, lo que puede generar consecuencias tanto en la salud mental como en la física.

Como explica la psicóloga Giulia Sesini, esta ansiedad constante por las dificultades financieras puede sobrecargar los recursos cognitivos, lo que dificulta la toma de decisiones racionales tanto en el ámbito financiero como en otros aspectos de la vida.

El desarrollo de nuestras actitudes hacia el dinero comienza en una edad sorprendentemente temprana. Investigaciones han revelado que a los 15 meses, los niños ya comienzan a evaluar a las personas según sus signos de riqueza, prefiriendo interactuar con aquellos que parecen tener más recursos.

Esta tendencia tiene raíces evolutivas, ya que, en términos de supervivencia, asociarse con individuos que poseen más recursos puede aumentar las probabilidades de bienestar y éxito.

Además de las influencias evolutivas, el entorno familiar juega un papel crucial en la formación de nuestra relación con el dinero. Los valores y las prácticas financieras de los padres impactan enormemente en cómo los niños perciben el dinero y en cómo lo manejan en la vida adulta.

Sin embargo, estas actitudes no son fijas. A medida que las personas experimentan eventos significativos como la paternidad o situaciones financieras adversas, sus perspectivas sobre el dinero pueden cambiar radicalmente.

Los psicólogos han desarrollado herramientas para medir cómo las personas se relacionan con el dinero, utilizando cuestionarios que evalúan actitudes, creencias y sentimientos sobre el dinero. Estos cuestionarios incluyen escalas que miden desde la ansiedad financiera hasta la disposición para gastar o ahorrar.

Un concepto clave que se mide es el “amor al dinero”, es decir, la motivación y el deseo de acumular riqueza. Estudios han mostrado que las personas más jóvenes tienden a asignar un valor superior al dinero, asociándolo con la libertad y el poder.

También se ha encontrado que ciertos rasgos de personalidad, como el neuroticismo, aumentan la ansiedad financiera, mientras que los introvertidos tienden a ver el dinero de forma negativa, asociándolo con el mal.

Existen notables diferencias en cómo hombres y mujeres perciben el dinero. Según estudios, los hombres tienden a ver el dinero como un medio para influir y controlar a otros, considerándolo un símbolo de poder y prestigio.

Las mujeres, en cambio, tienden a asociar el dinero con la seguridad, pero también con ansiedad y estrés. A pesar de los avances hacia una mayor independencia financiera de las mujeres, estas diferencias siguen siendo significativas.

La relación con el dinero también está influenciada por la cultura. Un estudio reciente demostró que, en países con menor riqueza, las personas tienden a valorar más el dinero.

Esta tendencia es contraria a la intuición económica, que sugiere que los más pobres valoran menos el dinero que los más ricos. Los resultados mostraron que, de hecho, las personas en países menos desarrollados valoran mucho más cada dólar que aquellas en países más ricos, como Estados Unidos o el Reino Unido.

El amor excesivo por el dinero y su acumulación puede tener efectos negativos en las relaciones interpersonales. Se ha encontrado que las personas que valoran el dinero como un símbolo de poder o estatus tienden a ser más impulsivas, menos amigables y más maquiavélicas. Esto puede generar conflictos en sus relaciones, ya que sus expectativas sobre los demás son más altas, lo que lleva a una mayor insatisfacción.

Además, la ostentación de riqueza no tiene el efecto que muchos creen. Investigaciones recientes han mostrado que las personas tienden a evitar asociarse con quienes exhiben su dinero de forma ostentosa.

El deseo de mostrar riqueza a menudo genera una imagen negativa de quien lo hace, especialmente si se percibe como alguien que busca imponer su estatus.

La clave para una relación saludable con el dinero radica en la moderación y en la conciencia. Si bien tener suficiente dinero para cubrir nuestras necesidades es esencial, es igualmente importante entender cómo nuestras actitudes hacia el dinero afectan nuestras emociones, nuestras decisiones y nuestras relaciones.

Reflexionar sobre cómo el dinero influye en nuestra vida y en nuestras interacciones personales puede ayudarnos a tomar decisiones financieras más equilibradas, reducir el estrés y mejorar nuestra satisfacción general.
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