En un desarrollo sorprendente, una jubilada de Mendoza, quien había sido acusada de asesinar a su hijo con autismo, ha sido sobreseída. El caso ha generado un amplio debate en la sociedad argentina sobre las cuestiones de la justicia, la salud mental y el cuidado de las personas con autismo.

El caso ha sido objeto de un intenso escrutinio desde su inicio, debido a la naturaleza del crimen y a los detalles perturbadores que surgieron en las primeras etapas de la investigación. Sin embargo, el sobreseimiento de la mujer ha añadido un nuevo nivel de controversia a la situación. Las reacciones han sido variadas, desde la indignación y la incredulidad hasta la compasión y la comprensión.

El fallo se basó en las conclusiones de los expertos que evaluaron el estado mental de la jubilada durante el tiempo del incidente. Aunque no se han revelado los detalles exactos de los informes, se entiende que los expertos concluyeron que la mujer no estaba en condiciones de entender la gravedad de sus acciones en el momento del incidente.

Este caso pone de manifiesto la necesidad de una mayor atención a la salud mental y al apoyo para las personas que cuidan a aquellos con necesidades especiales. La jubilada, quien era la principal cuidadora de su hijo autista, no había recibido el apoyo necesario para lidiar con las presiones de su situación.