En San Isidro ya no se puede salir tranquilo. Ni vivir tranquilo. Pero al parecer, lo único que preocupa al oficialismo es cuidar la imagen del intendente. Seguridad para los vecinos, no. Blindaje político, sí.

Entraderas, robos a comerciantes y jubilados, autos desapareciendo a plena luz del día. La inseguridad es un hecho. Pero Lanús no aparece. No hay conferencia, no hay plan, no hay respuestas.

¿Quién sí aparece? Juan Bautista Ocampo, operador político con ambiciones propias, moviendo cielo y tierra para que su jefe no dé explicaciones ante un proyecto que pretende citar al Intendente al Concejo Deliberante. ¿Por qué tanto miedo a hablar? ¿Qué tiene que ocultar el intendente?

Según fuentes oficiales, Ramón Lanús tendría blindado el Concejo Deliberante para que no prosperen estas iniciativas. A excepción del bloque de concejales pertenecientes al partido vecinal que lidera el Ex Intendente, Gustavo Posse, todos los restantes legisladores con Ocampo a la cabeza estarían dispuestos a bloquear el pedido de interpelación presentado. Cabe aclarar que Ocampo, además de concejal de Convocación (hoy oficialismo) es el Presidente de la Comisión de Seguridad, la encargada de tratar el proyecto. 

Se especula con que se rechace la iniciativa bajo pretexto de "tomarse más tiempo para estudiarla en comisión", y a partir de ahí dilatar la cuestión el mayor tiempo posible, ya con el control absoluto de su devenir.

Los vecinos exigen respuestas. Los concejales reclaman explicaciones. Y desde el municipio, sólo hay excusas. Mientras tanto, el Secretario de Seguridad dice que la gente “exagera”. Total, ellos tienen custodia.

La pregunta que recorre San Isidro no es solo qué pasa con la seguridad. Es más profunda: ¿quién gobierna? ¿Y para quién?