Boulogne en el olvido: obras que maquillan y barrios que se inundan
Mientras San Isidro muestra mejoras superficiales, vecinos de Boulogne denuncian abandono total. Calles rotas, veredas dañadas y reclamos desoídos alimentan la idea de una falta de planificación urbana real bajo la gestión de Ramón Lanús.
“En Boulogne parece que no existimos para la gestión”, sentencia un vecino en redes sociales. La frase refleja una sensación cada vez más extendida: la obra pública bajo la intendencia de Ramón Lanús se concentra en zonas de alta visibilidad, mientras barrios enteros como Boulogne son sistemáticamente ignorados. Durante 2024 y el primer semestre de 2025, las únicas intervenciones visibles en Boulogne fueron repavimentaciones superficiales realizadas justo antes de las elecciones. Muchos vecinos las definieron como “maquillaje barato para la foto”. En varios casos, levantaron veredas o asfaltos en buen estado para volver a dejarlos igual o incluso peor, sin resolver los problemas estructurales de fondo. Mientras tanto, cuadras enteras del barrio presentan baches profundos, veredas destruidas y luminarias apagadas por semanas. Vecinos mayores aseguran que el deterioro acumulado hace años no recibe ni siquiera mantenimiento básico. El contraste con otras localidades del distrito se volvió insostenible: “A Acassuso la repavimentan cada seis meses, a nosotros ni nos barren la vereda”, afirma una vecina del barrio Santa Rita. En esa misma zona, los reclamos por obras hidráulicas postergadas son históricos. Ante cada lluvia fuerte, el agua rebalsa por las veredas y amenaza viviendas, especialmente las más antiguas y bajas. A pesar de años de pedidos, no hay indicios de planificación para resolver estos anegamientos. El malestar es generalizado. Vecinos y comerciantes coinciden en que Boulogne ha sido relegado a un segundo plano, sin prioridad ni presencia real del Estado municipal. Las calles internas están abandonadas, las mejoras prometidas nunca llegan, y las pocas obras que se ejecutan no tienen impacto real ni transparencia. Sin planificación, sin mantenimiento y sin información pública sobre contratistas o presupuestos, Boulogne sigue esperando algo más que parches electorales. Espera ser tratado como parte de San Isidro.
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