La postal habitual del casco histórico de San Isidro ha cambiado. Lo que antes eran plazas activas, cuidadas y llenas de vida, hoy presentan un escenario de abandono, basura acumulada y luminarias apagadas.

Vecinos de La Calabria y del entorno de la Plaza Mitre coinciden en un diagnóstico claro: el deterioro del espacio público es cada vez más notorio. “No se ve una sola mejora. Ni siquiera reponen bancos rotos o arreglan los caminos de las plazas”, expresó una vecina de la zona.

La Plaza Mitre, que había sido recuperada en gestiones anteriores, hoy sufre una ausencia total de mantenimiento y de programación cultural. “Antes los fines de semana había algo para los chicos, alguna feria o clase pública. Ahora parece un lugar olvidado”, cuenta un comerciante cercano.

Pero el problema no se limita al ámbito estético o recreativo. La falta de limpieza se ha vuelto parte del paisaje urbano. En calles como Belgrano, Chacabuco o Cosme Beccar, los contenedores están desbordados, las bolsas se acumulan en las veredas y los residuos se amontonan en las esquinas. “Tenés que esquivar basura para subirte al auto”, resume un vecino, resignado.

No se trata de reclamos aislados, sino de una sensación generalizada de retroceso en el cuidado de la ciudad. Los vecinos mencionan con nostalgia una época en la que el espacio público era orgullo local, y no una carga desatendida.

A la falta de limpieza se suma la pérdida de vida comunitaria: ya no hay clases abiertas, actividades para niños ni ferias culturales en los fines de semana. La Plaza Mitre, símbolo del San Isidro activo y vivo, hoy representa el abandono y el desinterés de una gestión que parece haber perdido todo vínculo con el espacio público.