Robos comando, calles oscuras y miedo cotidiano: Las Lomas y La Horqueta en estado de alerta
En Las Lomas y La Horqueta, barrios antes tranquilos, crece la inseguridad. Robos comando y asaltos a plena luz del día alteran la rutina. Vecinos denuncian abandono, se organizan y exigen respuestas urgentes al municipio.
Lo que solían ser zonas residenciales de alta tranquilidad, hoy son territorio de temor creciente. En Las Lomas y La Horqueta, dos de los barrios más emblemáticos de San Isidro, los robos violentos tipo comando se volvieron un fenómeno alarmante, con bandas actuando con una organización que supera cualquier intervención preventiva. Uno de los casos más impactantes ocurrió semanas atrás: una mujer, su hija y sus nietos fueron encañonados dentro de su casa, en un asalto comando frustrado por vecinos que salían a pasear al perro y enfrentaron a los delincuentes. El hecho, lejos de ser aislado, se suma a una seguidilla de robos similares que no cesan. Ante el clima de creciente inseguridad, los vecinos de ambos barrios elevaron una carta al intendente Ramón Lanús, reclamando mayor presencia policial y acciones concretas. La carta no fue un hecho simbólico, sino el reflejo de una comunidad movilizada, cansada de ver cómo la delincuencia gana terreno mientras el Estado se diluye. Los chats barriales, como el popular grupo “El Nodo”, son ahora centros de monitoreo ciudadano. Fotos, videos, audios y advertencias circulan a diario, evidenciando una realidad que no aparece en las estadísticas oficiales. Arrebatos, robos a adolescentes que van a la escuela y a repartidores que intentan trabajar, ocurren especialmente en horarios tempranos o nocturnos, cuando la presencia de patrullas es casi inexistente. En la intersección de Gurruchaga y Monroe, un repartidor fue interceptado por motochorros que intentaron asaltarlo sin éxito. El ataque ocurrió a plena calle y en una zona supuestamente custodiada, dejando en evidencia que los delincuentes no temen actuar incluso en áreas reconocidas del municipio. Pero los problemas no terminan ahí. Vecinos denuncian una alarmante falta de luz pública en calles internas y la ausencia de cámaras municipales de seguridad, lo que convierte a esas zonas en puntos ciegos ideales para el delito. “Parece que las cámaras están solo donde el municipio quiere mostrar resultados”, señaló un vecino en redes sociales. Todo esto se enmarca en un contexto más amplio de deterioro del sistema de seguridad en San Isidro. Las patrullas, compuestas muchas veces por inspectores municipales sin armamento ni poder de intervención, solo pueden llamar a la policía. Pero los efectivos escasean. ¿La razón? San Isidro paga menos que distritos vecinos como Vicente López, lo que empuja a los agentes a migrar a otros destinos con mejores condiciones. Mientras tanto, el municipio promociona su programa “Ojos en Alerta”, que pide a los propios vecinos que reporten delitos por WhatsApp. Lejos de brindar tranquilidad, muchos ciudadanos sienten que se les transfiere la responsabilidad de cuidar las calles, incluso cuando pagan impuestos cada vez más elevados. Algunos, además, denuncian haber recibido mensajes de propaganda oficial tras inscribirse, lo que profundiza la desconfianza. Las Lomas y La Horqueta están en alerta, pero también están activas. La comunidad se organiza, reclama y documenta. Pero las soluciones estructurales dependen de una gestión que, por ahora, parece más preocupada por la imagen que por el blindaje real de sus barrios más emblemáticos.
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