En San Isidro, 2024 marcó un antes y un después en la historia de las infracciones de tránsito. El municipio superó las 187 mil fotomultas en solo un año, duplicando el promedio de años anteriores. El dato no pasó desapercibido entre vecinos y automovilistas que, al momento de renovar la licencia, vender el auto o simplemente consultar su dominio, se encontraron con sorpresas.
En comparación, durante el 2023 —último año de la gestión de Gustavo Posse— las actas labradas por fotomultas habían alcanzado las 92 mil. Bajo el mando del actual intendente Ramón Lanús, esa cifra se multiplicó por dos.

Fuentes consultadas argumentan que “se redujo considerablemente el margen de error. Si antes te pasabas por unos pocos kilómetros por hora, la multa no se procesaba. Ahora ya no es así”.

¿Qué pasó en 2025?
La tendencia siguió su curso: en solo los primeros cuatro meses del año, ya se acumulaban más de 65 mil multas, según datos preliminares. Sin embargo, en medio del creciente malestar social y a pocos meses de las elecciones, el municipio suspendió parcialmente el sistema de fotomultas, aduciendo "inconsistencias técnicas" en los radares.
Aun así, las infracciones ya labradas siguen vigentes, y los vecinos deben abonarlas igual. Mientras tanto, el gobierno local anunció que el control pasará a manos de inspectores municipales, generando nuevas dudas sobre el verdadero alcance de la medida.

¿Recaudación o prevención?
Desde la oposición acusan al intendente de utilizar el sistema con fines recaudatorios y electorales. Algunos funcionarios incluso reconocieron en off que, "después de las elecciones, volverán con normalidad".

Ahora bien. En medio de esta medida que luce electoralista, ¿Quién va a proteger la seguridad vial en San Isidro? ¿Está bien lo que está haciendo Lanús, o es un acto irresponsable para no perder votos?